domingo, 6 de octubre de 2013

Bipolar

Y corro para acortar las horas, cruzo la vereda, me compro una botella de agua y  comienzo a tomar por la sed del momento.  Mientras mi mente recorre a mil por hora todo lo que queda por hacer, marcando chek en las tareas hechas, cada minuto perdido se refleja en mi rostro, puedo imaginar que voy envejeciendo.


Sin embargo sigo, ya cumplí con mi labor de mujer, de hija, de futura madre, de trabajadora social, de nieta, de enamorada y de amiga. Cuando ninguna llamada interrumpe mi momento, vuelve el conflicto para atenuar con colores grises mi día y bum! Exploto. Exploto como un maremoto luego de un sismo de 8 grados, exploto como un castillo de fuegos artificiales en medio de la noche haciendo bulla por doquier, exploto como bomba atómica en una ciudad de inocentes e ingenuos, exploto de la peor manera.

Y mi rabia comienza apoderarse de todo mi ser, impotencia de no poder haber hecho las cosas de diferente manera, o de no tomar la mejor decisión. Qué hubiera pasado si en vez de haber dicho si debería haber dicho no? Qué si no hubiera salido de mi casa y debí quedarme dormida hasta tarde? Qué si no lo hubiera llamado para hacer hora? Qué con mis antojos de medio día dominguero mientras hago hora? Cúmulo de malas decisiones o de poca empatía con el resto del mundo, el caso es que se arruinó todo.

Y como dice alguna canción, después de la tormenta llega la calma.  Mi mente se quedó en blanco para abandonarme en los brazos del más profundo y reconfortante sueño que puede haber. Sin embargo y como toda mujer no dejo de analizar cada paso del día de hoy y así haya quedado en silencio siento una desazón extraña que de alguna forma tengo que pasmar.

Odio haber arruinado mi día y el día de los demás…tal vez no todos tienen la culpa de mis problemas internos, pero tampoco tengo la culpa de no poder satisfacer a todos a la vez.

Buena semana para todos! 

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